7 d’octubre del 2007

El nacimiento de la luz V

LA LUCHA

La puerta de los deseos daba paso a un inmenso y espeso bosque, en el medio del cual deberían encontrar un pequeñito lago dónde encontrar la sede de las codiciadas mariposas. La parejita se adentró en el él con mucha ilusión, estaban cerca de del final de su hasta ahora emocionantísimo viaje, y todavía no sabían lo que se iban a encontrar.

Empezaba a oscurecer, la tarde ya caía, y en el espesor del bosque las sombras ya habían devorado por completo los claros de luz. Pero a partir de ahí, ya vieron que la distancia entre los árboles se ensanchaba, y volvían a tener un poco más de luminosidad en el camino. Dirk con la cabeza baja y bastante cansado, estaba pensando en que ya estaba un poco harto de esa excursión, cuando de repente Gwen salió corriendo y muy alterada, rompiendo así el trance en que se encontraba su enamorado. Fue entonces cuando t’Larien se paro y quedo paralizado y alucinado del paraíso que acababan de encontrar.

Era un lago pequeño, con una pequeña cascada que salía de las rocas del enorme monte Hryad, así se veía desde los pies de la gran rocosa roja. Los contrastes entre los verdes de los matojos, los rojos de las rocas y los azules cristalinos del agua, hacían de todo ello una visión espectacular. Entonces se dieron cuenta de los centenares de insectos que volaban las aguas, con las alas de colores, aquel espectáculo no tenia precio. Gwen y Dirk se aposentaron en una ladera del lago, acurrucados, descansando a la sombra, bueno lo que ya no era sombra, ya que la luz de los soles, había prácticamente desparecido.

Estuvieron un buen rato contemplando y comentando todo aquello que les rodeaba, con gran fascinación y admiración. Al fin Gwen, sacando su vocación de ecóloga se levantó, sacó su red y estuvo un rato persiguiendo mariposas cristalinas, hasta que cogió una, la que le pareció la más hermosa de todas. Y si le preguntaban, ella podría casi asegurar que era la misma cristalina que les visitó en el Space, así que misión cumplida, pensó la dulce Ginebra.

Mientras Dirk había estado preparando el envase, con agua del precioso estanque, para que se pueda formalizar la cristalización del insecto, tal y como había contado el doctor Derrick. Un envase preparado para permitir la respiración del animal sin que lleguea morir por estar engaviado.

Así fue como los dos jóvenes encerraron la bella mariposa en el envase y se prepararon para irse, aprovechando la noche para viajar tranquilos. Recogieron sus mochillas y entonces Gwen se acercó al agua para poder beber un poco y llenar la cantimplora antes de volver a las residencias.

De repente salió del agua una figura gigantesca, que parecía atacarla. En ese mismo instante salieron un par más de feos individuos de detrás de los arbustos encaminados hacía Dirk. Él cogió las mochillas y corrió hasta ella, se las colocaron a la espalda e intentaron escapar de sus fuertes y temibles atacantes.

Así que sin saberlo en esos momentos, Dirk y Gwen se encontraron con los Wrocks, los guardines del agua cristalizadora, monstruos altos y llenos de piel azulada y carentes de pelo. Monstruos de las grandes leyendas populares de Avalón. Hasta ahora todos creían que eran cuentos y exageraciones, pero allí tenían a tres ejemplares con cara de pocos amigos, y dispuestos a atacarlos.

Gwen se agachó con determinación y cogió una rama del suelo y empezó a blandirla como si de una espada se tratará, en un principio los Wrocks retrocedieron, pero de repente uno de ellos el que parecía más joven, dio una embestida y arrancó la rama de sus manos de un solo golpe, haciendo que esta rebotara en la cabeza de la chica.

Gwen cayó inconsciente.

Y fue entonces cuando Dirk se convirtió por primera vez en Lancelot. Como hará más adelante para retar a Bretan Braith, para poder dar una oportunidad al amor o al nuevo jade-y-plata de Gwen Delvano y Jaan Vikary, fuera de Worlorn, allí donde los nombres no manden sobre los humanos, allí donde uno es, lo que quiere ser. Donde Dirk t’Larien recibirá y asestará una estocada por la libertad. Por la libertad de los mundos, por la libertad de sus habitantes, por la libertad de los fantasmas, por la libertad de las almas, por la libertad de las promesas encerradas en hermosas joyas y lo más importante, una estocada para su nueva libertad. Pero sobretodo una estocada por la libertad de su Ginebra. No importaba el desenlace final, solo la oportunidad de comportase cómo un héroe. Su héroe. El de ella, ya fuera Jenny, Ginebra, o Gwen, se lo debía, se lo debía a sus sentimientos, a sus historias, a su … amor.

Salió el héroe dormido que llevaba dentro y cogió una pequeña piedra, la primera que encontró, y la tiró al gran animal. Sorprendido por su puntería, vio como se desplumaba sin tambaleos. Los otros dos quedaron un momento paralizados, mientras Dirk aprovechó para coger la rama y la lanzó directa a sus oponentes, dándole a la cara de uno de ellos que cayó de rodillas y empezó a rugir y gemir, entonces el tercer Wrock salió corriendo hacía los arbustos. t’Larien cogió a su Jenny y se fue tan rápido como pudo en busca del transporte para volver a casa.

Su Ginebra recobró el conocimiento al llegar al coche espacial, estaba recostada en el asiento del copiloto mientras Dirk guardaba las mochilas en la parte trasera y subió de un salto para arrancar y huir.

Durante la bajada del peligroso monte Hryad, acordaron dirigirse directamente al jardín botánico del viejo Derry. La dolorida Gwen se quedó dormida durante el nocturno viaje de vuelta.

Continuarà...